¿Qué las profecías no vienen con un manual de instrucciones?
por Chrystelle Hadjikakou
Nos encontramos al borde del 2012, un año de grandes cambios, de profecías, de despertares. Es un año que marca una época muy esperada, de la cual se ha hablado, entre los guardianes de tradiciones ancestrales, desde hace milenios. Las culturas ancestrales nos han dejado no solamente una herencia llena de misterios, sino también claves importantes para resolverlos.
Uno de los grandes misterios que nos toca resolver y vivir en esta generación es, sin duda, la realidad detrás de las profecías que giran en torno al 2012; muchas de las profecías hablan acerca de una transición de la oscuridad a la luz, del caos a un orden armónico sin igual, de una era de dualidad y desempoderamiento a una era dorada, de la llamada 'nueva humanidad'. Sin embargo, hoy por hoy es difícil ver la gloria y armonía de la cual hablan muchas de estas profecías.
Estamos viviendo una época de tiempo acelerado, donde las cosas suceden cada vez más rápido; a menudo nos sentimos como si fuéramos contra corriente, todo nos sale mal y hasta las cosas que creíamos inamovibles cambian de pronto. Esta energía 'revuelta' con la que nos enfrentamos a diario ha dado pie a un sinnúmero de teorías, de todo tipo.
El 2011 se ha caracterizado por sus 'falsos fines del mundo' y por terribles desastres humanos y naturales. La alineación planetaria llamada 'La Espada de Dios' nos iba a causar cataclismos sin igual el 28 de mayo; el Cometa Elenin, se supone que, o iba a hacer colisión con la Tierra el 26 y 27 de septiembre o iba a pasarnos de refilón, causando daños y, claro, más cataclismos. El planeta Nibiru está en camino para... probablemente también acabar con nosotros. Porque últimamente más que nunca, el tema de la destrucción masiva de la Tierra está de moda. Sin contar las películas, documentales, libros y artículos sobre el tema que inundan los medios, los correos cadena que cada mes anuncian el “Gran Terremoto” de la Ciudad de México entre otros desastres, la realidad es que pareciera que el planeta entero está revuelto.
Desde las guerras y el terrorismo, pasando por la contaminación de los mares, la falta de agua, la gradual desaparición de las abejas, el incremento de ballenas encalladas, la desaparición de los glaciares, los volcanes en erupción, un incremento impresionante en la actividad telúrica en todo el planeta, así como los huracanes, inundaciones, enfermedades que globalmente están afectándonos, hay poco que nos diga que el fin del mundo no se acerca, y hasta los más escépticos se llegan a preguntar qué tanto habrá de cierto en esta catastrofobia que se abalanza sobre todos nosotros. Y todo ello sin siquiera ponernos a especular acerca de qué va a pasar cuando, por un tiempo entre ocho y doce segundos en cada zona horaria, nuestro pequeño planeta que va por el espacio a mil kilómetros por hora, se va a alinear con el hoyo negro del centro de nuestra galaxia, o que los polos están moviéndose y cambiando las energías electromagnéticas del planeta.
No nos ayuda que el calendario Maya se haya hecho famoso por tener una cuenta que, según los cálculos de algunos estudiosos, termina el 21 de diciembre del 2012, y marca el llamado “Fin de los Tiempos”, lo que muchas personas han tomado como una referencia para el tan sonado Fin del Mundo y nos orilla a la inseguridad y el miedo.
Nadie sabe a ciencia cierta qué va a pasar en el 2012, pero es cierto que, además de las profecías “famosas”, hay un sinnúmero de profecías que vienen de diferentes culturas y eras, y todas sin excepción hablan acerca de diferentes eventos que van a marcar el inicio de una 'Nueva Humanidad', bajo condiciones que, al describirlas, son tan similares, en su esencia, a las condiciones que vivimos en nuestro día a día moderno.
Algo de cierto habrán de tener, y aquí exploraremos algunas de ellas, un tanto menos sonadas pero igual de importantes.
Los indios Cree de Norteamérica hablan de la llegada de los 'Guerreros Arco Iris', y esta profecía no sería tan conocida si no hubiera sido por una curiosa coincidencia. Por azares del destino, en 1971 un grupo de activistas en camino a un sitio de pruebas nucleares realizadas por los Estados Unidos en Amchitka, Alaska encalló, sin alcanzar su cometido. Durante su estancia con los nativos, escucharon la profecía y esto los llevó a formar Greenpeace, hoy en día un grupo activo mundialmente, cuyo barco insignia porta el nombre 'Rainbow Warrior', guerrero arco iris. La profecía que en su momento escucharon los miembros fundadores de Greenpeace habla de un tiempo en que los pájaros caerán del cielo, las aguas serán envenenadas, los peces y ballenas morirán en ríos y mares, y la naturaleza misma estaría enferma y moribunda. Se dice que es entonces que surgirán los Guerreros Arcoiris de todos los colores de piel y provenientes de las cuatro direcciones para sanar a la Tierra y guiarán a un mundo en sufrimiento hacia una nueva época de luz. Los nativos americanos siguen el sendero de la conexión con la Tierra en armonía, y nos enseñan cuáles son los vínculos invisibles entre los espíritus de plantas y animales con el ser humano.
Si nos vamos a un pueblo aún más antiguo, los Escandinavos, mejor conocidos como Vikingos, en sus profecías hablan de Ragnarök, el apocalipsis vikingo, donde el árbol de los mundos que sostiene nuestro mundo y ocho más, caerá y una pareja de humanos, Lif (Vida) y Liftrsnir (Alegría de Vivir), serán capaces de encontrar, resguardar, y hacer crecer un nuevo árbol, sosteniendo el tiempo después de la muerte de los dioses en la guerra por los mundos y creando un nuevo ciclo, una nueva sociedad de luz y armonía entre todo lo que existe. El fin del mundo del que habla esta profecía es un cambio de conciencia y una transformación de los ciclos hacia la armonía total. El Sendero Escandinavo, poco conocido actualmente, nos enseña a empoderarnos como individuos y a desarrollar nuestras capacidades de percepción y nuestra autoridad, para de esta manera hacer cambios en las energías colectivas del universo viviente.
Los Q'ero del Perú, descendientes de los sacerdotes del Imperio Inka que se refugiaron en el altiplano de los Andes cuando Pizarro conquistó esta zona y desaparecieron por completo del mapa hasta su redescubrimiento en 1956, hablan del 'Retorno del Inka', del despertar de doce personas, seis hombres y seis mujeres, capaces de sanar con solamente tocar a cualquier enfermo. De estos doce, un hombre y una mujer brillarán con su propia luz en una ceremonia que se realizará el 21 de diciembre del 2012, y esta pareja sagrada, el nuevo Inka y la nueva Qoya, creará un nuevo orden basado en la Sagrada Reciprocidad, uniendo a todos los pueblos como hermanos. Los Inkas comenzaron a compartir sus enseñanzas a mestizos y extranjeros en los '70s, en cumplimiento de la profecía, entrenando a los iniciados en un camino que vence la dualidad y nos ayuda a dejar atrás las ataduras que nos anclan a una lucha entre el bien y el mal. Este sendero nos muestra cómo fusionar nuestra energía individual empoderada con las energías colectivas en sagrada reciprocidad y crecer nuestra energía para resonar con el planeta completo a la vez.
Hay tantas similitudes entre las características de las diferentes profecías, que es como si los sabios de la antigüedad hubieran visto la misma película, pero de distintos ángulos y puntos de vista. Todos coinciden en que habrá una época difícil en el planeta, pero de estas dificultades surgirá algo nuevo, un cambio en la humanidad que nos haga a todos más luminosos.
Esto suena muy bonito – sobre todo si nos brincamos la parte de las dificultades y nos vamos directo a la llamada nueva humanidad, o nueva era, o, para hacer el cuento corto, al final feliz de la peli. Solo que hay un detalle: La nueva humanidad, ¿quién la conforma? Y, si a estos 'nuevos humanos' les va a ir mejor, ¿cómo le hace uno para anexarse a este equipo? ¿Hay una rifa, o es por méritos? ¿Qué las profecías no vienen con un manual de instrucciones? Mejor aún, ¿no hay un video de youtube o un tweet o un estado de Facebook que nos vaya dictando qué hacer paso a paso?
Peor aún, estamos tan sobresaturados de información que es bastante difícil decidir cuál de tantos caminos tomar, o a quién creerle sus teorías, y esto no genera más que problemas.
Tomemos una respiración profunda.
Si hay algo que nos puede detener, es el miedo y la duda; de hecho, el miedo nos lleva a la pérdida de todo nuestro poder personal, y atrae, por resonancia, aquello a lo que tememos. Se nos olvida que tenemos libre albedrío, la capacidad de elegir, de manera consciente, hacia dónde dirigir nuestra energía de vida. Y es momento de comenzar a usarlo.
Las energías que percibimos como 'revueltas', o 'caóticas' en realidad son parte del proceso natural de la Tierra, que también se encuentra en un viaje de ascensión. Y no es que el planeta esté desajustado, los desajustados ¡somos nosotros!
Cuando vemos las profecías, a veces a primera vista es difícil encontrar qué es lo que las une: el elemento humano.
Nosotros, todos los que estamos vivos en estas épocas, somos aquellos de quienes hablan las profecías. Bien se dice que ésta es la época en que los grandes sabios del futuro serán encontrados, y estos sabios en muchos casos no saben que pueden serlo.
El error que cometemos es pensar que alguien mejor que nosotros va a aparecer, con capacidades, poderes y dones únicos, y va a arreglarlo todo. Ese alguien es cada ser humano sobre el planeta. Cada uno de nosotros, sin importar nuestros sistemas de creencia, nuestra realidad social o económica, nuestra edad o educación. Nos estamos esperando a nosotros mismos.
¿Qué hay de esos dones especiales? Todos los tenemos, solo que, en nuestra mayoría, no hemos aprendido a usarlos. La capacidad de traer armonía en donde hay caos, de sanarnos y de traer esa 'nueva humanidad' a la realidad, todos la tenemos, si comenzamos a sacarle jugo a todo lo que somos y nos permitimos reconectar con nuestro propósito espiritual como hijos de la Tierra y del Cosmos, cuando nos unimos de manera activa con un mundo vivo, vibrante en energías, desde nuestro corazón. Es ahí cuando comenzamos a sentir en carne propia el amor universal, la fuerza que hace que el balance natural del mundo funcione.
Esta no es la primera vez que como colectivo nos enfrentamos a grandes cambios en la Tierra; de hecho, es un ciclo repetitivo, y mi hipótesis es que cada 13,000 años pasa por un proceso similar, alternando entre los elementos viento (hace tal vez 39,000 años, los escandinavos guardaron el registro en la historia de Odín), fuego (hace 26,000 años, en el relato de la guerra de los Titanes vs. Los dioses del Olimpo), y agua (hace 13,000 años, registrado por el hundimiento de la Atlántida). El elemento que sigue en la secuencia es tierra, y basta con repasar la historia reciente para ver que los temblores y terremotos son lo que nos aqueja más que otra cosa. Si aprendemos de la información que nos ha sido heredada por aquellos 'recordadores' que resguardaron los registros del pasado, cuando la Tierra pasó por situaciones similares, podemos encontrar las claves para no repetir el proceso y terminar en cataclismos.
En cada una de las épocas de estas transformaciones, han existido personas que se dedicaron a balancear las energías, e invariablemente terminaron en la memoria colectiva como dioses. Odín, el dios escandinavo más importante, era un humano que 'decidió ser divino' y logró establecer los ciclos de la tierra, recibiendo su poder del viento – el mismo elemento que causó la caída del orden anterior. En la guerra de los titanes, Zeus, un hijo de la Tierra (Rhea) nacido y criado en la Tierra, asciende como jefe de los dioses, blandiendo el rayo (fuego) como el poder para ordenar el mundo. En las épocas de la Gran Inundación de la cual hablan tantos pueblos, que es la época del hundimiento de la Atlántida, Pakal, un rey Maya asciende como dios y rescata a su pueblo, y su poder proviene del agua. Todos los ejemplos tienen como común denominador algo que olvidamos fácilmente; el poder real que tenemos los seres humanos. En todos estos casos, un humano, con todo y sus imperfecciones y dualidades, decidió hacer lo posible para resolver una situación similar a la que vivimos hoy en día, y lo logró.
La Tierra se está transformando, y por ende todo está en movimiento, ahora más que nunca. Y ahora más que nunca, necesita que le echemos una manita. Si tomamos algunos consejos de los mismos ancestros que nos legaron las profecías, encontramos que también nos han dejado las claves para hacerlas realidad. No es tan difícil como parece a primera vista.
Las profecías de estas épocas tienen otra característica: hablan ya no de individuos que realizan maravillas, sino de un colectivo. La pareja sagrada capaz de armonizarlo todo y unificar a todos los pueblos aparece, bajo diferentes nombres y caracteristicas, en muchas instancias. Cuando se habla del 'retorno' de los Inkas, o de Quetzalcóatl, o de Pakal, o incluso del Cristo, los antiguos se referían a la aparición de estas características de conciencias sumamente elevadas en todo el mundo, y no será sólo uno; tampoco es requisito tener una educación espiritual y energética específica para calificar; como lo dicen los Q'eros de los Andes, cualquiera puede ser – solo falta que despierte.
Las culturas más antiguas parten del punto que todo está vivo; todo transmite energía, y para poder existir, todo interactúa energéticamente con todo lo demás, como celulares conectados entre sí en una gran red. Si nosotros estamos desconectados de la Tierra, obtenemos lo que estamos viviendo como colectivo: un caos total de energías sin control.
Para poder resolver este dilema, existen pasos sencillos que podemos aplicar de inmediato y ver resultados casi con la misma velocidad.
Primero, necesitamos reconectar con la Tierra, la fuente de vida y poder que nos permite existir. El espíritu vivo del planeta que es nuestro hogar y de quien proviene todo lo que tenemos, es también quien está causando el proceso de aceleración de todo; esta reconexión es algo que debemos hacer de manera consciente, y tiene como resultado una sincronización con la energía, nos amplía y eleva la conciencia, y sobre todo, nos sana, ya que dejamos de ir en contra de la corriente y podemos aprovechar las oportunidades que esta época nos da.
Aprendemos cosas más rápido que nunca; nuestra creatividad, variedad de actividades, capacidad retentiva y velocidad mental no tienen límites; lo cuestionamos todo, porque intuitivamente sabemos que los viejos patrones ya no aplican y necesitamos patrones nuevos; los avances tecnológicos no tienen igual, y nuestra capacidad de transformar nuestro mundo es impresionante. Si recuperamos nuestra identidad como hijos de la Tierra, si asumimos nuestro rol como Guardianes de la Tierra y nos hacemos responsables de nuestro campo energético (ese huevito de energía que rodea nuestro cuerpo), estaremos haciendo muchísimo, tanto por nosotros como por el Todo, porque es con nuestro campo energético que nos conectamos e intercambiamos energía con todo lo que nos rodea.
Gracias a los antiguos, tenemos acceso a técnicas – muchas de ellas sencillas y todas ellas necesarias – para tomar y recuperar el control sobre nuestra energía personal.
Solo falta tomar la decisión de tirar los muros de las limitaciones que nos tienen detenidos en nuestro desarrollo, y no solamente a nivel energético; todo lo que hacemos, desde el trabajo más mundano hasta la meditación más poderosa, es parte de este proceso. Comienzalo si no has empezado, y continúa si ya estás en la búsqueda.